A veces, olvido quiénes éramos. Entre los residuos de lo cotidiano se pudre un recuerdo.
El día se hace corto, sin querer, y empieza de nuevo el día que se hace largo, queriendo.
Cuando nos conocimos éramos los mismos que somos ahora pero no los recuerdo. Quizá teníamos la piel más blanca o el brazo más terso, pero éramos los mismos.
Me cuesta más pensar en la que fui que recordar el que eras, aunque sigas siendo el mismo
¿Los ojos miraban diferente? ¿La frente se arqueaba igual? ¿Ese timbre de voz era el mío? Lo cierto es que apenas lo recuerdo, apenas te recuerdo
¿Que fuimos mientras ahora somos? ¿Podríamos dejar de ser para volver a ser?
Cuando abro una carta, me busco. Puede que la escribiera entonces para la que soy ahora, aunque sea la misma. La misma carta, la misma persona pero diferente,
sin remedio.
Cuando me miro en el espejo te veo: ¿sigues mirándome tú a través del otro, de aquél que fuiste?
Creo que ése ya no me ve y es posible que éste tampoco me vea.
Echo de menos aquéllos que fuimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario