miércoles, 30 de abril de 2008
Espejito, espejito....
Ayer estuvimos de compras. Visitamos algunos probadores de conocidas e importantes multinacionales de la moda. Hoy, podemos afirmar que, en más de dos de ellas, sus espejos mienten. Y mienten mucho, porque devuelven una imagen estilizada de lo que reflejan. El original siempre es mucho más robusto que el reflejado. Nos muestran estilizados ante nuestros ojos ávidos de esbeltez.
Así que hoy hemos rastreado la red, buscando algún estudio más o menos riguroso sobre el engaño (en OCU, Facua)… y no hemos dado con ninguno que despeje la incógnita de forma más o menos contrastada (al margen de este estudio de la OCU en el que se aborda la ética en las cadenas de moda y que nos parece, como mínimo, de interesante consulta). También los tienen en stock.
Estamos documentados sobre el marketing olfativo o las diferentes tretas de los supermercados a la hora de colocar sus productos en los lineales para facilitar su venta. Pero no sabemos nada sobre estos espejos pinocho. Cuando, dicen los expertos, los consumidores actuales son emocionales y caprichosos, nada mejor que un espejo que miente.
Un espejo como éste, le hubiera evitado a Blancanieves pasar el mal rato. El de la Madrastra era mucho más sincero.
Pero, si pensábamos por un momento que esto de que te engañen en los probadores era lo peor, estábamos equivocados. Ahora, además de engañarte, los espejos también te vigilan. Pasen y vean. Bienvenidos al circo de los horrores.
El haikú:
Extiendo un tapiz de colonia
sobre tu piel
y tiro de un hilo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario